Distinguir entre privatizar y liberar el espacio público.

Desde los tiempos prehispánicos el Bosque de Chapultepec ha sido el espacio de descanso y esparcimiento por excelencia en la Ciudad de México.

Hoy en día es, indiscutiblemente, el centro ecológico, cultural y de recreación más importante de nuestra urbe, recibiendo a más de quince millones de personas al año.

Desde hace nueve años, el Fideicomiso Pro Bosque de Chapultepec, iniciado por un grupo de ciudadanos preocupados por su porvenir, ha venido recuperando, junto con el Gobierno del Distrito Federal, importantes áreas dentro de la primera y segunda secciones.

De esa forma, los visitantes asiduos se han percatado de la gran transformación realizada en Chapultepec, desde el saneamiento y la reforestación, hasta el rescate de calzadas y monumentos.

Algunas de las inversiones más recientes han sido en la segunda sección, donde se restauró el Cárcamo de Dolores, con su majestuoso mural de Diego Rivera El agua, origen de la vida y la Fuente de Tláloc.

También se hizo una fuerte inversión (más de cincuenta millones de pesos) para rehabilitar la pista de corredores “El Sope”, donde gracias a los donativos de múltiples ciudadanos, incluido el proyecto ejecutivo aportado pro-bono por el arquitecto Legorreta, más una aportación igual por el GDF, hoy tenemos una pista de primer orden, que atrae diariamente a miles de personas, cuadruplicando el aforo que antes tenía.

El propósito del Fideicomiso ha sido recuperar estos espacios públicos, los cuales habían sido abandonados y olvidados, convertidos en zonas de paso para automovilistas, cotos de ambulantes y franeleros, estacionamiento de oficinistas, taxis y autobuses escolares, inclusive utilizando el agua de las fuentes para lavar sus unidades, etc.

Hoy en día hay importantes quejas ciudadanas por la implementación, por parte de las autoridades, del nuevo plan de movilidad dentro de la segunda sección, el cual incluye cambios a la circulación para evitar que los autos entren en el bosque y se rescaten las áreas para peatones, corredores y ciclistas. Además, se implementaron seis estacionamientos para sacar más autos de las calles y sustituir el negocio informal de los franeleros, entre otras acciones.

La mayoría de los reclamos son por el cobro de dichos estacionamientos, algunos de ellos argumentando que “es un espacio público que no se debe privatizar”.

En primer lugar, creo que es pertinente distinguir y entender los conceptos de “público” y “privado”.

“El Sope” es un espacio público, al cual puede acceder cualquier persona libremente.

El automóvil es un medio de transporte privado, ya de por sí subsidiado en exceso -precio de la gasolina, calles, segundos pisos… infraestructura que pagamos todos con nuestros impuestos para el usufructo de la minoría que lo utiliza-.

Si como ciudadanos no entendemos este concepto, en el que el espacio peatonal tiene que ir ganando terreno al arrebatado por el auto motorizado, nunca lograremos llegar a ser esa ciudad avanzada, civilizada y, sobre todo, equilibrada que todos queremos.

Ahora bien, todo visitante del Bosque de Chapultepec tiene derecho a decidir qué transporte utilizar para llegar a éste, y mientras no haya un transporte público eficiente y seguro, desafortunadamente el automóvil seguirá siendo la primera opción. Pero quien lo utiliza debe estar consciente de los costos que conlleva. Costos que el Bosque, pensando en su legítimo objeto, no debe asumir.

Por lo tanto, los visitantes que no quieran pagar una cuota por tener su coche en un sitio resguardado y sin ocupar espacios para peatones y ciclistas, en mi opinión, podrán estacionarse en las zonas circundantes de Chapultepec, pero fuera de éste. De la misma forma, si la tarifa que actualmente se pretende cobrar es en realidad excesiva, un buen servicio y el proceso natural de la oferta y la demanda terminarán por definir lo que es un precio justo para quien quiera meter su coche a los estacionamientos.

… Y algo muy importante: como ciudadanos debemos exigir la transparencia de cuentas, para estar seguros de que todos los recursos que recauda la administración de Chapultepec de los negocios concesionados, incluidos los nuevos estacionamientos, vayan íntegros al mantenimiento y mejoras de este maravilloso espacio que no es del Gobierno del Distrito Federal, ni de un partido político, ni de ningún particular, es de todos los mexicanos, quienes tenemos que velar por él.

Publicado originalmente en Periódico Reforma/Ciudad 01/12/2012

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