Sobre la 2a Sección de Chapultepec y su Plan de Movilidad.

Desde que se implementó a medias el Plan de Movilidad de la Segunda Sección en Chapultepec han habido múltiples quejas, principalmente de dos sectores de la ciudadanía: vecinos de la zona y automovilistas que usan el bosque como medio de paso.

Menciono “implementó a medias” porque el proyecto está trunco, sin una correcta aplicación y seguimiento por parte de Policía y Tránsito de la ciudad, y sin las adecuaciones definitivas a la estructura peatonal, ciclista, de transporte público y vial, lo cual causa incertidumbre para unos y oportunidad de transgredir la norma sin consecuencia para otros.

Los vecinos sufren a diario la saturación de las calles en horas pico, coches estacionados, claxonazos… Los automovilistas se lamentan del incremento en el tráfico y los muchos minutos valiosos que ahora pierden por tener que rodear el bosque cruzando múltiples topes.

Para los primeros, creo que si se aplica el Plan correctamente, la probabilidad es que mejore sustancialmente la circulación de autos e, inclusive, disminuya. Pero más importante, la plusvalía de sus propiedades será mayor, al estar  cerca de un parque más bonito, amigable y accesible.

Para los segundos, no cabe duda que el paso por Chapultepec seguirá siendo mucho más tortuoso que antes, obligándolos a tomar otras rutas si no quieren rodear el bosque a una mínima velocidad.

¿Y por qué la agresión al automovilista? Desde mi punto de vista es muy sencillo:

La Segunda Sección de Chapultepec se concibió desde hace más de cincuenta años como un espacio natural, recreativo, cultural y deportivo para la ciudadanía.

Por motivos históricos, principalmente por negligencia y mala planeación urbana, la Segunda Sección se ha convertido, como muchas colonias de la ciudad, en atajo para automovilistas, que buscan hacer menos tiempo a sus destinos, sufriendo la zona las consecuencias que esto conlleva, como degradación de flora y fauna, contaminación, inseguridad y abandono entre otras.

Yo mismo soy vecino y automovilista, y varias veces por semana vivo la disyuntiva de qué ruta tomar. Me siento obligado, como ciudadano responsable, a no invadir un espacio destinado para otros fines, descartando cruzar por la Segunda Sección de Chapultepec, porque, aunque sé que tardaré unos minutos más, no estaré afectando una de las áreas más bonitas y más queridas de la ciudad. Creo que es momento de darnos cuenta de que mayor calidad de vida no es ganarle minutos al viaje en auto, sino más y mejores espacios de convivencia, más transporte público, más ciclistas y, sobre todo, más peatones.

Si el Consejo Rector Ciudadano y el Gobierno del Distrito Federal aprueban el nuevo Plan Maestro, el cual incluye el Plan de Movilidad,  no me cabe duda de que la Segunda Sección recuperará su esplendor y brillará como nunca, para el goce de todos sus visitantes… y para pesar del automovilista.

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